Cuando llegas al final de una serie que has seguido capítulo a capítulo, temporada a temporada el sentimiento es difícil de describir. Por un lado quieres saber como acaba la serie y por otro lado los personajes han llegado a formar parte de tu vida de una manera u otra. Desacostumbrarse siempre es difícil.
Hay quien dice que Entre Fantasmas no es creíble que la protagonista es demasiado perfecta, que si ves de verdad un fantasma no se te queda esa cara...Pero yo lo miro desde otra perspectiva, desde el punto de vista de quien hace algo por los demás aunque le suponga poner patas arriba su vida y que la tomen por loca en repetidas ocasiones.
También dicen que la serie no engancha porque los casos se resuelven en cada capítulo y no tienen relación con los siguientes. La verdad es que si ves capítulos sueltos es lo que parece. Sin embargo, cuando ves la serie completa y en orden te das cuenta de que hay subtramas entrelazadas. En la vida real, a veces también nos pasa eso, que perdemos el hilo, descontextualizamos y nos perdemos partes importantes de lo que tenemos delante. De hecho, cuando he empezado a ver el último capítulo de la última temporada, me he dado cuenta de que ya lo había visto antes, y por supuesto hoy ese mismo capítulo tenía un sentido que no percibí en su momento.
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