Lo que viene a continuación es un relato que acabo de escribir, a ver qué os parece, acepto críticas destructivas...
Aquella era una mañana de invierno, llovía tanto que apenas se distinguían los edificios, yo te esperaba con la luz encendida, no era capaz de moverme, clavaba mis ojos en el cristal mientras tú esperabas, que al llegar a casa, la comida estuviese sobre la mesa. Yo nunca supe cocinar, soy de las que piensa que las comidas para llevar siempre están disponibles. Por aquella época, no esperaba nada y cuando digo nada me refiero a la nada y a nada más.
Ahora, abro los ojos y sigues a mi lado y es verano, el invierno pasó y se llevó todos los cristales rotos. La temperatura no deja de ser mi estado de ánimo. No quisiera que anocheciera otra vez, quisiera que este momento fuera eterno, las luces de neón esperan un segundo premio, merecido o no.
Ya no somos los mismos que cuando éramos jóvenes pero no importa. No te imaginas como me gustaría que pudieses leer mi mente , así podrías saber todo aquello, que por razones desconocidas , soy incapaz de decir. Miedo, parálisis mental temporal y no me digas que no hay nada más triste que lo tuyo.
En el peor de los casos, si os ha dejado indiferentes, siempre nos quedarán los enlaces del texto.
