Insensibilización al dolor y pensamientos que traspasan dicha insensibilización, sabor amargo y los orígenes siempre tienen que volver, existe algo que nos arrastra hacia ellos. Al final la cruda realidad reaparece en forma de lágrima. Quizá la última.
Cuando el autor dice que la vida se parece más a un cuadro del Bosco me pregunto si se referirá a éste:
En resumen, un buen libro, fácil de leer y bueno para reflexionar. Ayer lo veía más negro, pero hoy lo miro desde otra perspectiva.
3 comentarios:
Siempre hay oculistas.
Sí menos mal que hay oculistas, que ya me veía en el INEM...
Tomo nota del libro, eme. No est´´a de m´´as ver el punto de vista de un simple alem´´an, en vez de el de los de siempre, es decir, el de los americanos y el de Hitler.
Salu2.
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