domingo, 5 de septiembre de 2010

Nunca olvides que te quiero

     Nunca olvides que te quiero de Delphine Bertholon es la historia de un secuestro enfocada desde tres ángulos: la madre, la niña, y el profesor de tenis de la niña.

    La madre escribe cartas a su hija y las guarda en un cajón, siempre acaba con la frase “nunca olvides que te quiero” de ahí el título. Ella tiene la esperanza de que algún día le devuelvan a su hija, y alimenta dicha esperanza, precisamente, mediante la escritura. Su hija tiene un confidente, su cuaderno, a él le cuenta todos sus miedos e inquietudes, sus deseos, sus esperanzas y su pasado.

   Pero a mí la perspectiva que me resulta más interesante es la del profesor de tenis. Se trata de una historia de desamor. El alma de sus desvelos es una joven modelo que posa para algunos artistas. Desde mi punto de vista los motivos por los cuales la relación no podía funcionar son los siguientes: A él lo que le entusiasma de ella es el físico e inmediatamente lo que hace es idealizarla y ella pasa a ser, para él, perfecta e inalcanzable, porque, aun cuando, consigue estar con ella, no llega a percibir esa unión.
A ella el físico de él le gusta, pero no es suficiente como para llegar a completarla porque su verdadera pasión es el arte y necesita a alguien que la complemente, psicológicamente hablando, y sabe que él no puede darle eso.

   El problema de idealizar es que luego cuesta mucho caerse del burro y evidentemente la caída es brutal. Pero tampoco te puedes pasar la vida añorando a alguien que no quiere estar contigo por los motivos que sean. Y una cosa es acordarte de algo en un momento concreto y otra muy distinta es convertir esos recuerdos en una forma de vida, porque de ser así, siempre salimos perdiendo, siempre. Hay aprender a quererse un poco más porque, algunas veces, el peor enemigo es uno mismo.

1 comentario:

Amor dijo...

Me la apunto.
Buen comienzo!