Silencio sobrio, gotas de rocío, amaneceres alucinógenos y agua, demasiada agua. Mantengo el equilibrio y miro hacia otro lado, hacia el lugar donde corren los niños en tardes de juegos y sonrío, veo cómo las cosas siguen su curso, pero ya no tengo miedo. El despertar añorado, el despertar querido, la fe soñada, la fe sentida, y la realidad, la realidad de los cuerpos celestes en el vacío existencial, la mano que me sostiene, la mano que me ayuda, los gritos de socorro ahogados en el silencio, las palabras que no llego a pronunciar, los deseos que no llego a formular, y la escalera, la escalera de peldaños movedizos, la arena del desierto en mis zapatos, y la lluvia, la lluvia que cae como agua de Mayo. Los sonidos espectrales del hoy y del ayer, y la música, la música que siempre suena en mi cabeza.
viernes, 27 de marzo de 2009
Equilibrio
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4 comentarios:
Buena letra la de esta canción.
Ojalá lloviera a cántaros. Muy bonico el texto, eme. Paso sólo a saludarte, porque no tengo mucho tiempo, me tengo que ir casi ya, así que oiré la canción a mi regreso. Buen fin de semana, guapa.
chulísima la canción...
Saludos!
Tienes razón, demasiada agua nunca es bueno.
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