Ayer, pese a mi estado febril, terminé de leer Media docena de robos y un par de mentiras, es un libro de relatos cortos en el que la escritora hace de abogada del diablo, justifica el robo de ideas y explica cómo se apropió de cada uno de los relatos. Los cuentos están bien, te hacen reflexionar sobre las relaciones humanas, las obsesiones, la superación personal, el miedo y las apariencias. Como Salva suele decir, esto es todo mentira. Pues eso, el libro acaba con un par de mentiras que llegados a ese punto, ya se sabe, o se intuye, cuales son.
"El verbo era una bandera que los unía a todos , y el adjetivo una patria común."
"La memoria es muy suya y retiene lo que quiere"
"Imaginemos un bar, un bar cualquiera, un Bar. Ese bar ideal que todo lector lleva en mente"
"Por pura necesidad de justicia poética"
"-¿Te conozco?
-No creo, nadie conoce a nadie"
"-¿Te conozco?
-No creo, nadie conoce a nadie"
"Comprendí en el acto, hasta que punto cabales ciudadanos de aspecto intachable, ocultan a veces abismos de perversidad"
"Su rostro era improbable "
"Su rostro era improbable "
"Cuando uno es escandalosamente feliz, rara vez se detiene a analizar el porqué de las cosas"
2 comentarios:
Todo es más falso que un billete de Mortadelo. Que sí, joder. Que vivimos en Matrix, que lo digo yo.
No sé, a veces hay cosas que parecen más verdad que otras. Desde luego, en literatura eso es más que en cualquier parte cierto.
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