No miro atrás, doy media vuelta y giro, giro tanto que pierdo la noción del tiempo y vuelta a empezar, respiro, son sólo largas horas de espera, nubes que se disipan, quiero gritar, gritos silenciosos, horas dormidas y el tictac del reloj que mece las horas. Los segundos se disipan en tu mirada imaginada, en mi voz no escuchada, en el espacio exterior, en el buzón de no enviados, en el no, en el sí, el imposible retumba en mi cabeza como un eco profundo y me agarro con todas mis fuerzas al sí, pero las manos se me resbalan, me vuelvo a subir al bote salvavidas y me lanzo al vacío, nado con todas mis fuerzas pero mis brazos están cansados y siento flojedad en las piernas, empiezo a ver el horizonte plano, y casi estoy llegando cuando, de repente me levanto, el aire es respirable, estoy flotando, flotando en un mar de incertidumbres, de ríos que desembocan en el océano, océanos de risas y de llantos. Billetes por favor, abro los ojos, alzo la vista y el revisor me mira con cara de pocos amigos, me siento como si los minutos hubiesen sido años, saco el billete y le pregunto ¿cuál es la próxima estación?...
(Relato inventado)
miércoles, 14 de enero de 2009
Giros translúcidos
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4 comentarios:
Esperanza ...la esperanza que todo tiene sentido.
No flotamos en un mar de incertidumbres, sino en el mar de nuestra vida, aunque a veces la corriente nos arrastra en la dirección que no queremos.
Cada cual es cada cual y marcha según la fuerza de su locomotora. Me lo decía mi padre.
La putada del guaje Víctor Manuel
Víctor Manuel, el asturianin, cambió de Franco al PCE su adhesión de los años mozos. Pecadillos de juventud. Sin importancia. A veces uno, llevado por el lirismo adolescente, escribe una carta de amor al dictador y, luego, se convierte al internacionalismo proletario. Pecata minuta.
Más talludito ha tenido algunos otros deslices como, por ejemplo, cuando, un chico tan educado como él, llamó hijoputa al portavoz de la Conferencia Episcopal. Destemplanzas de la fogosa rebeldía zangolotina que aún acompaña al músico.
Todos tenemos un oscuro pasado y un cadáver en el armario que no resistiría una investigación de Centro Nacional de Inteligencia. Por eso, hay que perdonar los vaivenes. Los cambios de opinión. Incluso de ideología. Pero, lo que sí merece una sarcástica condena es la memez nacionalista. Porque, esto es por la pasta autonómica, amigo.
Pedir la oficialidad del bable, además de una nacionalistada, es una putada a tus paisanines. Por cierto, habrás enseñado asturiano a tus hijos, ¿verdad, guaje?
La putada del guaje Victor Manuel
Mientras no te bajes borracha en Librilla a las 11 de la noche, tú tranquila.
Impresionantes Joy Division...
Y por cierto, Sr., se dice asturiano
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